M.V.M.

Creado el
23/11/2003.


La prosa de Manuel y el Doctor Kissinger

MARIO VARGAS LLOSA

ABC, 19 / 10 / 2003.


Me acabo de enterar de la muerte de Manuel Vázquez Montalbán y me ha embargado una terrible pena. Es una enorme tristeza. La última vez que nos vimos fue en la Feria del Libro de Buenos Aires, que se celebró en el pasado mes de julio. Desde entonces no le vi más. Y recuerdo que hablamos en aquella ocasión de que (los dos) teníamos que hacer menos viajes (estoy a punto de tomar un vuelo para Roma), que había que viajar menos, aunque en realidad nosotros viajábamos cada vez más. Algunos meses después estuve en Irak y Jordania y allí me enteré de que Manolo acababa de visitar Amán y Líbano para pronunciar una serie de conferencias. Vázquez Montalbán subía y bajaba de los aviones como si fueran su casa y andaba continuamente por Australia y Nueva Zelanda y ahora en Bangkok, donde ha fallecido.

Manuel era un hombre lleno de una extraordinaria curiosidad. Ése era un signo extraordinario de su envidiable vitalismo y es lo que le daba fuerza y sentido a su vida. Manolo era una fuerza de la naturaleza que prefirió vivir así y disfrutar hasta las últimas consecuencias de la vida. Era un escritor dotado de una enorme curiosidad intelectual, literaria, política, ensayística, poética... y atesoraba una enorme experiencia: a pesar de los «bypass» que le habían puesto, prefirió seguir viviendo como en un principio, de la misma manera que cuando empezó la vida que él tenía. Porque quería seguir disfrutando de la vida y lo ha hecho.

Era un escritor de primerísima línea, que ha marcado toda una época en el panorama literario español. Le conocí a comienzos de los años 70 (yo viví en Barcelona entre los años 1970 y 74) y desde entonces sentí una profunda admiración por su obra literaria. Manolo era una verdadera fuerza de la naturaleza. Siempre estaba trabajando, escribiendo, produciendo. A veces utilizaba pseudónimo. Una vez me retó a que le identificara en un texto. Y yo le dije que eso para mí resultaba facilísimo, porque él siempre acababa atacando a Henry Kissinger en aquellos años. Algún día, le dije, alguna Universidad alemana celebrará una tesis en torno a tu obra titulada algo así como «La prosa literaria de Manuel Vázquez Montalbán y el Doctor Henry Kissinger».