M.V.M.

Creado el
22/8/2001.


Más sobre Ars Amandi:

1) Apuntes de Eduardo Moga


Función del caos,
función de la palabra

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

introducción a Ars amandi, antología poética, editado por Bartleby, Madrid, 2001


    Bastó la propuesta de reunir una antología de mi poesía amorosa para que me diera cuenta de su existencia, es decir, para que la asumiera como una parte importante de mi escritura poética desde Una educación sentimental, elaborado en 1963 en la cárcel de Lérida, publicado en 1967 y muy dependiente el libro de una de sus partes más substanciales: Ars amandi. Recién salido de una breve, adolescente zambullida en la poesía social, fue precisamente Ars amandi el poema unitario que me ayudó a clarificar mis estrategias y almacenes poéticos, donde la intención civil de joven militante antifranquista pasaba por los filtros de la relación entre el yo y la sociedad y el rechazo de los códigos realistas como los únicamente adecuados para expresar el conflicto o la solidaridad entre lo individual y lo coral, lo subjetivo y lo objetivo. Si ese filtraje era obvio cuando se trataba de poetizar experiencias psicológicas o civiles, no podía ser aplicado mecánicamente cuando la materia era el amor y aunque en cierto sentido había que combatir la tentación alienante ¿cómo es posible sentir amor o hablar de él sin autoengaño y alienación? Una clarificadora lectura de un artículo de Pasolini publicado en Ulises en el que reivindicaba el derecho de los marxistas a utilizar el irracionalismo, me ayudó a encontrar la estrategia moral previa a la estrategia expositiva de Ars amandi, poemario entre el surrealismo y la entristecida experiencia del joven poeta y marido seriamente encarcelado.

    Aunque la materia amorosa aparece como presencia o vacío en otros poemas y poemarios, vuelve a ser determinante en A la sombra de las muchachas sin flor, subtitulado "Poemas del amor y del terror", porque trata de esa relación. La educación amorosa del poeta-personaje-protagonista se produce con el correlato del terror-vivencia-histórica de la España del franquismo terminal, de ahí que los poemas dedicados a las manifestaciones exterminadoras de la Plaza de Oriente actúen como elemento distanciador de las ternuras mas impotentes y las nostalgias amorosas que pertenecen a la arqueología sentimental del poeta-personaje, marcada esta identidad más de lo que lo había hecho Jaime Gil de Biedma al diseñarla. Tanto en Praga como en Pero el viajero que huye, pieza terminal de Memoria y deseo, reaparece el poema de amor o desamor y en uno de los inéditos que tengo entre manos, Rosebud, el amor es su substancia, primero planteado con la madre vestida y en la tercera parte con la madre desnuda. La segunda parte, todavía casi por escribir, la ocuparán las afinidades electivas. De este poema la parte más ultimada es la tercera y es la que se ofrece dentro de la antología. .

    Me limito a hacer compañía al esfuerzo seleccionador del poeta y novelista Manuel Rico, al que debo haber recuperado cierta confianza en mis cualidades poéticas a la vista de su empeño por publicar una edición crítica de Una educación sentimental y Praga para Cátedra y un estudio analítico del conjunto de mi poesía, a editar próximamente en Grijalbo-Mondadori. En esta antología de poesía amorosa percibo con toda claridad que el empeño más legítimo del conocimiento y de la palabra, su instrumento, es proponer un orden en ese caos falsamente ordenado al que llamamos vida o historia y llevar este intento hasta el extremo de convertir el caos amoroso en una serie de ejercicios rítmicos, respiratorios, encuadernados, me parece, en rústica.


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