M.V.M.

Creado el
18/3/99.


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El catedrático, Marcos y el chorizo

MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

EL PAÍS, 13 / 3 / 1999.


Con cierta tardanza debido a un viaje llega a mis manos un artículo de Opinión publicado por EL PAÍS con el título: Marcos, Vázquez Montalbán y el liberalismo. Tras leerlo, me sorprende inicialmente que un diario de cejas altas como EL PAÍS publique semejante mediocridad, uno de los 5.001 peores artículos que he leído en los últimos veinte años. Pero el autor, de hecho, ha forzado éticamente la publicación al reclamar un espacio para los neoliberales en el primer periódico de España, evidencia de que lo lee poco porque en EL PAÍS ejerce cátedra el más importante guru neoliberal literario, Mario Vargas Llosa, y a veces prolonga sus excelentes artículos cuatro, cuatro páginas del dominical, una más que las que me cedieron para el reportaje de mi encuentro en la selva Lacandona con el subcomandante. Lamento que mi impugnador lea tan poco o tan mal EL PAÍS y me congratula la generosidad con que ha sido recompensada tal dejación, prueba de que nuestro diario es como el sándalo, que puede perfumar el hacha que lo abate.

Me alarmó que el autor del artículo me connotara como conocido escritor izquierdista español, porque, o bien invita a que a partir de ahora todos los escritores llevemos el canet de identidad ideológico en boca o bien se trata de un desliz inquisidor y muy poco liberal, a un paso de considerar el izquierdismo una psicopatología, como cuando en los años cuarenta el fundador de la dinastía Vallejo Nájera redactara un hoy día inencontrable Psicopatología del rojo. También percibo cierto retintín porque le llevé unos chorizos, excelentes, de Guijuelo, al subcomandante, por lo que deduzco que el articulista tiene el razonar poco lúdico o bien estamos ante un caso de autoritarismo dietético, al que no puede escapar ni siquiera un ultraliberal.

Aparte de no leer EL PAÍS suficientemente, el futil articulista demuestra que no está al día de los informes de Amnistía Internacional, donde se demuestra que países de economía neoliberal y de superestructuras liberales a secas practican la tortura y toda clase de violación de derechos humanos o simplemente de derechos del ciudadano, España incluido. En cuanto al barato recurso de suponer mi ceguera ante la violación de derechos humanos en Cuba, le remito a treinta años de hemeroteca a partir del caso Padilla (1968), a mi libro Y Dios entró en La Habana y a una columna publicada en EL PAÍS hace un par de semanas, crítica de los recientes procesos habaneros contra los disidentes. Evidentemente, el recalcitrante neoliberal no la ha leído y es que, no, este hombre, o no lee EL PAÍS o no entiende lo que lee. Sin pretender usurpar el lugar de los anticastristas de profesión y procesión, soy tan partidario de la legitimidad de la revolución cubana como de vincular el respeto a los derechos humanos (expresión, asociación, reunión, trabajo, educación, salud) a cualquier proceso de transformación social.

El análisis que el articulista hace de mi diálogo con Marcos es de una baratura interpretativa de estudiante repetidor, no ya en Historia del Pensamiento Económico, sino en el examen teórico de carnet de conducir. Lo que le irrita de Marcos es que sea un liberal, ni neo, ni post, ni pre, es un liberal a secas, seguidor de las consignas de Juan de Mairena, que ni siquiera pretende un cambio de estructuras por la fuerza, sino que se cumpla la Constitución y la democracia para todos, no sólo para los neoliberales y el sector emergente cómplice del PRI en México y de cualquier otro equivalente en cualquier lugar de la Tierra. El calificado por el mal lector de EL PAÍS como topicazo intervencionista de la dictadura cultural anglosajona en el mercado cultural supuestamente libre, es materia de reflexión, no de subcomandantes selváticos o de conocidos escritores izquierdistas, sino de un amplio frente político e intelectual no sólo europeo, porque una cosa es la bunkerización de las diversidades culturales y otra la más total impotencia ante la logística de penetración de las culturas dominantes.

Es probable que haya más paro juvenil en Barcelona que en Estados Unidos, paraíso de la economía neoliberal, pero en Barcelona no se aplica la pena de muerte como sí se aplica en Estados Unidos a delincuentes que enmascaran su condición de perdedores sociales, en una sociedad ultraliberal que ha convertido las cárceles y las policías privadas en casi la única posibilidad compensatoria de los excesos del capitalismo salvaje. Tal vez una clave fundamental para comprender las limitaciones del articulista citado es que peregrine demasiado a Mont Pelerin, el Lourdes de la Teología Neoliberal, que ya tiene más de cincuenta años de existencia. Allí prepararon Hayek y Friedman, entre otros, la reconquista neoliberal del mundo amenazado por los totalitarismos marxista y keynesiano y cinco décadas después comprobamos que los mayores éxitos de los economistas neoliberales se han conseguido cogidos del brazo del integrismo opusdeísta y militar a lo Pinochet, en Chile, sin ir más lejos, donde, bajo el dictador, se creó un Instituto de Estudios Políticos dedicado a Hayek, como también Mas Canosa se convirtió en el principal protector económico de un instituto similar operante en Miami. La ofensiva cultural neoliberal se ha basado en los últimos veinte años en la culpabilización de la izquierda por todos sus excesos utópicos y en el olvido de la violencia genocida de liberalismo a lo largo de tres siglos de expansión imperialista o globalizadora, pasando por encima de los cadáveres de colonizados y explotados. Últimamente, en la línea del mal lector de EL PAÍS, la excusa neoliberal es que o bien el neolibralismo ha fracasado porque se ha aplicado insuficientemente o a causa de la resistencia del globalizado ante el globalizador, debido a que no se ha extirpado suficientemente el resitencialismo izquierdista.

Por ahí, por ahí va a este sectario señor que, para mi pasmo, no es un profesional liberal, sino un funcionario con el empleo más seguro que Mont Pelerin. Se proclama catedrático de Historia del Pensamiento Económico de la Universidad Complutense. ¿Cómo lo ha conseguido? ¿Escribió al rector una carta reclamando la parte de cuota que le toca como adicto a la romería de Monte Peregrino? Porque no será por falta de neoliberales en tan complutense universidad, que me consta los tiene de alta calidad y que no sólo leen, sino que también entienden EL PAÍS.
Dice el autor
MVM entrevista a Marcos
Reseña
La polémica de Carlos Rodríguez Braun


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