M.V.M.

Creado el
11/3/98.


Más sobre Galíndez:

1) Artículo de Vázquez Montalbán

2) Otro artículo de Vázquez Montalbán

3) Crítica de Eduardo Haro Tecglen

4) Crítica de J.J. Navarro Arisa


Galíndez

MIGUEL GARCÍA-POSADA*

ABC lietrario, 5 / 5 /1990.


A caballo entre el reportaje y la ficción, "Galíndez", la última novela de Manuel Vázquez Montalbán, narra un suceso histórico: la desaparición en Nueva York, en 1956, y el ulterior asesinato en Sanlo Domingo, por orden de Trujillo, del dirigente nacionalista vasco Jesús de Galíndez, y crea una fábula imaginaria: la investigación que, treinta y dos años más tarde, lleva a cabo de los hechos una universitaria americana, Muriel Colbert, que concluirá trágicamente.
    "Galíndez" es una novela política, al modo de la "Historia de Mayta", de Mario Vargas Llosa (1984), aunque ideológicamente de signo inverso. El propósito de Vargas era desacreditar la Revolución, el de Vázquez es defender la vigencia de una ética de izquierdas -la ética de la resistencia-. El peruano se basaba en un minúsculo episodio revolucionario, de guerra de guerrillas, ocurrido en su país en los años cincuenta, el español hace descansar su relato en un asunto que a la postre tendría más envergadura: Jesús de Galíndez, representante del Gobierno vasco del PNV en el exilio ante el Departamento de Estado y en las Naciones Unidas, había sido asesor en asuntos laborales del dictador Rafael Leónidas Trujillo en los años cuarenta y, deseoso de volver a la carrera universitaria que la guerra civil había truncado, decidió presentar en la Universidad de Columbia una tesis doctoral que ponía de manifiesto muchos de los desmanes e imposturas del "generalísimo". Los secuaces de éste pretendieron disuadirle en vano de que hiciera público su trabajo; poco después de la presentación de la tesis, Galíndez era raptado en la Quinta Avenida y conducido a la República Dominicana, donde, tras ser sometido a tortura, fue asesinado. Del cadáver no quedó rastro. Su elección como materia novelística responde a los conocidos planteamientos ideológicos de Vázquez Montalbán: la dictadura de Trujillo, como la de Somoza y como otras más próximas, se sustentó en el miedo de los Estados Unidos a la expansión comunista. En nombre de ese miedo los derechos humanos y políticos de muchos pueblos fueron drásticamente reducidos. En el caso Galíndez -quien trabajó para los servicios secretos norteamericanos a cambio del apoyo estadounidense a la causa nacionalista vasca-, parece comprobada su implicación de algun ramal de esos servicios. Vázquez Montalbán la somete a una vigorosa amplificación narrativa, que constituye un duro alegato contra la política exterior norteamericana. Ésta es la función ideológica inmediata del texto, aunque el novelista busca trascenderla al subrayar la dignidad con que Galíndez sirvió a su causa y, sobre todo, la dignidad con que supo morir (elemento imaginario), y a la vez rodear de una aureola de pureza la figura del personaje central, Muriel Colbert, que pasados treinta años, en 1988, será inmolada por las mismas fuerzas oscuras que acabaron con Galíndez. El idealismo está definitivamente condenado en este mundo bárbaro, presa de la ambición y la codicia: tal es el mensaje de fondo de la novela.
    Dos tramas se desarrollan en la obra hasta imbricarse en las páginas finales: la historia de Galíndez y la historia de la investgación de Muriel. Dos tramas, dos tiempos: los años cincuenta, los años ochenta. Varios espacios: Estados Unidos (Nueva York, Miami), Santo Domingo, del lado americano, y España, del lado europeo. El espacio español sirve a la investigación de Muriel (desfilan personajes vivos; alguno de ellos sale bastante malherido) y también a una pequeña relación amorosa, no demasiado convincente en sí misma pero que revela su función determinante en el cierre de la novela. El espacio americano se proyecta temporalmente hacia las dos épocas de la narración. El procedimiento esencial del relato es el monólogo (monólogo en segunda persona), que se adjudica a los principales personajes que entran en danza, al frente los sujetos histórico (Galíndez) e imaginario (Muriel Colbert). Al monólogo se agregan otros recursos: la tercera persona, los informes diplomáticos, artículos de Prensa, etcétera.
    "Galíndez" es un texto potente, vigoroso, resuelto con pericia técnica indudable, escrito con desnudez (necesaria para la poética de la obra), con pulso narrativo. Ya es más problemático su enjuiciamiento como discurso pleno de sustancias novelescas. Ésta es por otra parte la gran cuestión de este tipo de construcciones. De los diversos personajes dominantes de la narración sólo uno, Robert Robards, el siniestro agente secreto, amante de la poesía y fervoroso lector de T. S. Eliot, se nos presenta como criatura dotada de vida propia. Muriel Colbert apenas si rebasa su condición de arquetipo; Jesús de Galíndez difícilmente sale de las cuadrículas de la cosmovisión vasquista, y el agente vasco-cubano Voltaire O'Shea no logra trascender los contornos de una homosexualidad descrita en términos costumbristas.
    Doctrinalmente, en cambio, "Galíndez" es impecable. Vázquez Montalbán arremete, con evidentes poderes persuasivos, contra la política exterior norteamericana de los años cincuenta, pero también de los ochenta. Los historiadores están en su derecho de discutir la solvencia de los datos manejados por el escritor, la crítica debe dejar constancia de esa contundencia doctrinal.


Más sobre Galíndez:

1) Artículo de Vázquez Montalbán

2) Otro artículo de Vázquez Montalbán

3) Crítica de Eduardo Haro Tecglen

4) Crítica de J.J. Navarro Arisa


*Miguel García-Posada es EL crítico literario del diario EL PAÍS. A pesar de ser castrista, ha sido EL crítico literario del diario ABC.